El amor no vive mucho tiempo de dulces miradas y
de cartas de amor.
No hay que desanimarse nunca. Los sueños vuelan,
el trabajo queda.
La vida es un largo dolor que rara vez duerme y
nunca se cura.
Te amo para amarte y no para ser amado, puesto
que nada me place tanto como verte a ti feliz.
Los médicos pueden enterrar sus equivocaciones,
pero un arquitecto sólo puede aconsejar a su cliente
plantar yerba.
La inteligencia busca, pero quien encuentra es
el corazón.
Hay amor propio en el amor como hay interés
personal en la amistad.
El verdadero modo de no saber nada es aprenderlo
todo a la vez.
No ames a quien no admires. El amor sin
admiración sólo es amistad.
Dios ha puesto el placer tan cerca del dolor que
muchas veces se llora de alegría.
Amad. Es el único bien que hay en la vida.
El pensamiento es el corcel; la razón el jinete.
La mujer no existe. Sólo hay mujeres cuyos tipos
varían al infinito.
¡Ay del hombre que quiere actuar sinceramente en
el amor!
El tiempo no duerme los grandes dolores, pero sí
los adormece.
Mi profesión es ser libre.
El puro es el complemento indispensable de toda
vida ociosa y elegante.
Las decepciones no matan, y las esperanzas hacen
vivir.
El beso es una forma de diálogo.
Lo verdadero es siempre sencillo, pero solemos
llegar a ello por el camino más complicado.
No podemos arrancar una página del libro de
nuestra vida, pero podemos tirar todo el libro al
fuego.
Un hombre y una mujer son hasta tal punto la
misma cosa que casi no se entiende la cantidad de
distinciones y de razonamientos sutiles de los
cuales se nutre la sociedad sobre este argumento.